Vivimos bombardeados por millones de imágenes que nos asaltan cada día exigiéndonos un segundo de atención, y cada vez resulta más difícil encontrar una que realmente te atraiga, te diga algo. Los aficionados a la fotografía, en nuestra búsqueda incesante de fotos inspiradoras, experimentamos con frecuencia la frustración de lo ya visto, de lo mil veces repetido. Así que, cuando salgo a hacer fotos, tengo siempre en la cabeza un propósito: que mis fotos sean originales y, si es posible, un poco misteriosas. Y solo si reúnen alguna de estas características creo que merece la pena compartirlas. Es un reto muy difícil, y a la vez muy gratificante, porque te obliga a estar siempre concentrado y atento para conseguir captar escenas, momentos, detalles que en otro caso pasarían desapercibidos. Y es que el fotógrafo, también el aficionado, y sobre todo el aficionado compulsivo, como yo me considero, vive dos vidas: la de la persona corriente que trabaja, pasea, viaja en definitiva se relaciona con el mundo de forma convencional
Fotografia
43 x 60 cm.
Parque de Invierno
Fotografia
54 x 60 cm.
Niebla de Verano
Fotografia
47 x 60 cm.
Ventanas
Fotografia
60 x 43 cm.
Ventanas al Sol Poniente
Fotografia
46 x 60 cm.
Impresión: otoño
Fotografia
43 x 60 cm.
Impresión: primavera
Fotografia
54 x 60 cm.
Fiestas de Septiembre
Fotografia
21 x 60 cm.
Primera línea de playa
Fotografia
40 x 60 cm.
Impresión: verano
Fotografia
50 x 60 cm.
Figuras tras la tormenta
Fotografía
43 x 60 cm.
Hombre con paraguas
Fotografía
47 x 60 cm.
Anónimos
Fotografía
21 x 60 cm.
Ciudad del Norte
Fotografía
43 x 60 cm.
La Escalerona